Una butaca de Boucault restaurada en Arcaz.

Hemos restaurado en Arcaz una butaca francesa del siglo XVIII de madera tallada  pintada y dorada obra del famoso sillero (menuisier) francés Boucault, a juzgar por la estampilla que presenta en el interior de su cintura: I Boucault.

Jean Boucault (Hacia 1705 -París, 1786. maestro menuisier en 1728).

Hijo de Luis Boucault, tenía su taller en la calle Cléry de París. Realizó modelos de sillas de estilo Luis XV y transición, algunos de los cuales se caracterizan por la simetría en los motivos decorativos de la cintura. Trabajó para la Corona francesa, de ahí que muchos de sus asientos porten la estampilla de Versalles. Entre sus clientes también se cuenta la duquesa Louis Elisabeth de Parma, hija de Luis XV o el duque de Choiseul. Encontramos obra suya en algunos museos como el museo Carnavalet, el Louvre, la Fundación Paul Getty, Versalles o el Palacio Pitti. Su actividad profesional se desarrolló hasta 1780. Su hijo Jean Baptiste Boucault, nacido en 1737, también fue menuisier.
 Jean Boucault.pdf
 

Las estampillas
En Francia desde la Edad Media los oficios se dividen en corporaciones o gremios que contaban con sus propias normativas. El gremio de los menuisiers –huchiers se divide a finales del siglo XVI  en los de   menuisiers y ebenistes, nombre  que  deriva del uso del ébano. Una denominación que se mantiene en el tiempo. Los menuisiers  realizaban labores en macizo  y los ebanistas trabajaban con maderas exóticas en reengrueso (en el siglo XVII estos últimos realizaban por ejemplo los muebles rengruesados en ébano de época Luis XIII o aquellos Boulle  de época Luis XIV).
En 1743 existe ya en Francia una corporación de maestros ebanistas y menuisiers  que se divide en  familias de artesanos, cada uno con sus propios estatutos y privilegios que vivían en dos barrios diferentes de París: Los menuisiers en el de  Bonne Nouvelle y los ebanistas en el de Faubourg Saint Antoine. La corporación se abolió en 1791. Esto hizo que ciertos menuisiers  se dedicaran  a hacer obras de ebanistería como Georges Jacob.
También había hombres libres que no se ajustaban a las normas del gremio pero tampoco tenían sus privilegios, ni podían llegar  a ser maestros ebanistas.
Un jurado controlaba la calidad de las obras y el cumplimiento de las normas de  cada una de las corporaciones. El jurado visitaba  los talleres  cuatro veces al año  y si estaba de acuerdo con las obras ejecutadas  marcaba a fuego JME  (Jurande des Menuisiers Ebénistes.). Esto solo se da a partir de  1743. En teoría solo podrían venderse a particulares los muebles así estampillados. El motivo por el que existen pocos muebles estampillados con estas cifras se debe al hecho de que las visitas eran poco frecuentes.
 A partir de 1743 los artesanos que no eran hombres libres estaban obligados  a marcar  a fuego sus obras con su nombre o iniciales del mismo. Por eso la estampilla, además de una marca de calidad, puede considerarse como una obligación legal.
Los artesanos tenían que pasar un examen para poder trabajar  y se les daba el título de maestro: maestro ebanista  o maestro menuisiser.
El estampillar los muebles era obligatorio desde el siglo XVII, pero ahora se impone con mayor ímpetu y rigor. La norma de estampillar  no se establece como algo imprescindible hasta 1743. Por eso muchos muebles cuentan con estampillas con iniciales  todavía enigmáticas.
Los comerciantes importantes preferían vender los muebles estampillados.  De ahí que los hombres libres los vendieran más baratos.
A través de la estampilla  el maestro se responsabilizaba con el cliente. La obligación  desaparece con la revolución francesa, aunque ciertos artífices  continúan estampillando muebles.
Los muebles que más se estampillaban eran los asientos. Aquí las estampillas normalmente iban en la cintura. En las cómodas y los escritorios se realizaban bajo el mármol. En las mesas se  suelen encontrar en la cintura y ocasionalmente  en la trasera. Pero también se podían poner en otros lugares. Hasta en los tiradores. Podían ir cubiertas de pintura, dorado, etc.
La estampilla  también podía responder a un marchand – mercier o a un restaurador. También existían puntualmente estampillas para la exportación.
En el siglo XIX se difunden estampillas falsas aunque también se daban en el siglo XVIII. La estampilla no puede concebirse como único elemento de autentificación  de una obra sino que debe acompañarse de otros. A veces es posible encontrar dos estampillas  diferentes  que corresponden a dos artífices que colaboran en la elaboración de un mueble  o de un artífice y el vendedor de la pieza en cuestión. Si en un mueble no encontramos estampilla este podría haber sido realizado por un hombre libre. Y si no encontramos las siglas JME es porque este jurado sólo visitaba cada taller cuatro veces al año.
Lamentablemente otros artífices que podían desempeñar una importante tarea en la elaboración de los muebles, como los broncistas, los tapiceros, los doradores o los lacadores, solían quedar en el anonimato dentro del mueble.


  estampillasfrancesas.pdf